viernes, 23 de octubre de 2009

ECUADOR | Momento crítico

TOMADO DE DIARIO EL MUNDO ESPAÑA


Rafael Correa, entre la crisis y el socialismo del siglo XXI

La tranquilidad política parece haberles durado poco a los ecuatorianos. Protestas indígenas, manifestaciones de maestros, estudiantes, sindicalistas y trabajadores reviven el ambiente de crisis e inestabilidad social que reinó en
El Ecuador durante la última década, en la que gobernaron seis mandatarios. Sucede a 33 meses de la llegada al poder de Rafael Correa, un economista de 46 años declarado cristiano y humanista que prometió impulsar una “revolución ciudadana” para lograr la transformación social del país.
“Es el momento más crítico del Gobierno” advirtió el opositor asambleísta César Montúfar al lamentar que Correa, con un liderazgo sólido y mayoritario, “no haya logrado la conciliación del país y por el contrario solo ha provocado polarización y enfrentamiento”.
Correa, partícipe del proyecto socialista del ‘siglo XXI’, impulsado por su amigo y aliado, Hugo Chávez, presidente de Venezuela, ha confrontado con transnacionales, empresarios, la banca, periodistas, medios de comunicación, líderes político y sociales, organismos multilaterales, etc. Todo en nombre de la soberanía y en defensa de los sectores populares.
Por eso Montufar insiste que “hay un Ecuador tremendamente polarizado” y advierte que la “democracia está en riesgo”.
La situación está mal
El reflejo estaría en la caída de la aceptación y credibilidad del Mandatario del 73 al 49% durante su gestión. Un estudio de la empresa Market, asegura que siete de cada diez ecuatorianos consideran que la situación actual del país "está mal" y más del 50% cree que la situación a futuro “estará peor”.
Para el Gobierno las cifras y movilizaciones sólo son actos desestabilizadores de las oligarquías que han perdido su poder. Por eso convocó a conformar Comités de la Revolución Ciudadana (CDRS) para defender su “revolución” al puro estilo cubano y convocó a una concentración de respaldo, a la que acudieron unas 30 mil personas.
Pero las protestas no cesan. Esta semana, miles de universitarios rechazaron la pretensión oficialista de aprobar un proyecto de Ley de Educación Superior, que lo califican como “controladora” y “atentatoria contra la autonomía universitaria”.
“La Academia sabe que las calles no son el mejor escenario para la reflexión y el diálogo pero conoce que, en los últimos meses, se han convertido en la única antesala valedera para entrar a Carondelet (el Palacio de Gobierno) y sentarse a discutir y firmar compromisos” dijo el catedrático David Samaniego.
Paralelamente las asociaciones de productores y trabajadores tabacaleros iniciaron protestas en contra de reformas tributarias que incrementarían, en un 50%, los impuestos a los cigarrillos.
Mientras, los sindicatos y trabajadores anuncian resistencia a nuevas legislaciones para normar las relaciones laborales e ingresos salariales.
Desempleo y autoritarismo
En la desagregación de las razones para la erosión de la aprobación de la gestión gubernamental, la encuestadora Cedatos Gallup resalta “la actitud prepotente e irrespetuosa del Presidente, su estilo confrontacional con sus opositores y medios de comunicación, sus actitudes dictatoriales e irrespeto a las leyes y a la Constitución”.
Otras razones son “el avance de la crisis económica, el incremento de la corrupción, el avance de la delincuencia, la publicidad desmedida de obras irreales, el despilfarro de presupuesto, la persecución a los maestros y la dependencia en el Presidente Chávez de Venezuela”.
La mayor preocupación está en el incremento de los índices de desempleo que en el último trimestre se situó en el 9.1% y ha dejado en la desocupación, según cifras oficiales a más de 218 mil personas en el último año. Datos del sector productivo aseguran que son más de 400 mil los nuevos desocupados.
Según el analista económico Vicente Albornoz, “un desaforado gasto público soltó más recursos de los que el país podía absorber, con lo que desequilibró la economía”.
Para el experto una desatinada crítica a la inversión privada y una descontrolada generación de leyes ahuyentó a los inversionistas- “Para complicar las cosas, el Gobierno se dedicó a gastar los ahorros que heredó de gobiernos anteriores” resaltó.
El presidente de los industriales, Sebastián Borja, aporta a la inestabilidad la falta de “un entorno de confianza” por el cambio en las reglas de juego. Para ejemplo citó tres reformas tributarias puestas en vigencia durante los últimos tres años.

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